viernes, 2 de febrero de 2018



El 12 de noviembre de 2017, al lado de otro de mis "hijos" en el 36 Salón Municipal de Pintura, Galería Municipal de Arte, Maracay. titulado "De los proscritos caprichos", 2017, óleo sobre lona. 

Esta es una pintura que forma parte de la colección de "caprichos", donde lo humano está profundamente enmascarado con las pieles de muchas criaturas del mundo. El término "capricho" no es casual. Lo uso justamente aludiendo al mismo sentido que le dio el artista español Francisco de Goya. Pocos se interesan en hurgar cuáles son los motivos para remitirme tangencialmente a esta serie de estampas geniales. Sin entrar en Goya, pues no pretendo recrearlo, mi interés es rescatar del término la excusa -la misma que asistió a Goya- para ironizar sutilmente sobre el contexto humano en el que estoy inserto. El desborde formal, el exceso, la agudeza técnica, el monstruo paradigmáticamente no feo, el alter ego de muchos, las referencias al retrato noble de época, son algunos de los eslabones de esta urdimbre de entidades que se han manifestado en cientos de ocasiones en formato bidimensional (dibujo, pintura y postfotografía), otras veces en vídeo digital. 

El óleo, técnica pictórica por tradición, me sirve en este caso para -literalmente- sobreponer capas de pintura acromáticas, cargadas de arrepentimientos, pues desde la primera imagen a la última se dieron lugar varios estados. No importa en esta pintura el color porque dicha entidad siempre careció del mismo. Desvirtuaría de hecho la expresión de lo intangible. En ningún caso, eso convierte la obra en un dibujo, porque las formas nacen de las manchas directas informes sobre la tela. Geller Darío Hernández Nieves.